ARTE, CIENCIA y TECNOLOGIA.
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viernes, 16 de marzo de 2012

El Cisne Negro

Excelente libro de agradable y fácil lectura, no es una novela, y no sé si la película homónima tiene alguna relación, además del título, porque no la vi.
En él, el autor utiliza innumerables ejemplos del mundo de los negocios, de las ciencias cognitivas, y experiencias propias, para demostrar de una manera elegante y divertida cuán equivocados estamos al presumir que entendemos el por que de los sucesos históricos, y sobre todo en cuanto a las ciencias sociales se refiere,.de que podemos hacer predicciones acerca del futuro.  
La ocurrencia de un suceso improbable, de gran impacto, y que suele ser explicado de diversas maneras, pero siempre a posteriori, estará presente debido a nuestra sutil incapacidad de percibir el azar.
Acerca de la teoría de la probabilidad, es muy esclarecedor al ejemplificar el uso del método escalar o mandelbrotiano, y cuando es posible -sólo en contados casos y no en todos- utilizar los métodos gaussianos, echando así por tierra el utópico deseo de la sociedad en equilibrio y su hombre medio.

lunes, 12 de marzo de 2012

KARA

A lo largo de la literatura de ciencia ficción, y también como temática para videojuegos como éste intrigante y emotivo demo de Quantic Dream para PS/3, nos encontramos con innumerables casos donde los robots deben interactuar con los seres humanos en su entorno habitual.
Hoy en día, la ciencia y la tecnología nos acerca cada vez más a lograr éste objetivo, con el fin de crear inteligencia artificial autónoma y autosuficiente, robots humanoides, o androides, como se les quiera llamar.
No me cabe ninguna duda que la porción racional de la inteligencia humana se logre replicar pronto, pero ¿y la porción emocional? Lo racional y lo emocional, es inherente a nuestra conciencia, y es creo, lo que nos da la pauta de ser y sentirse humano.
Creo que con algún proceso algorítmico se podrían simular las emociones, pero para crear una conciencia artificial, que pueda interactuar con nosotros, y con la cual también nos sintamos cómodos, es imprescindible que ésta pueda sentir emocionalmente.
Esto da para muchas especulaciones, porque si un robot puede sentir, o sea no simular, alegría y o miedo, y fundamentalmente percibir la noción de su propia mortalidad, cual sería la razón que lo diferencie de nosotros.
Vía SingularityHub

miércoles, 7 de marzo de 2012

Castillos en el aire

Al parecer, dentro de unos diez años o menos, habrá una considerable cantidad de plataformas sub-orbitales posicionadas aproximadamente a 40.000 metros de altura. Si es que la extraordinaria visión de JP Aerospace logra hacerse realidad. En NBF se transcribe una interesante entrevista a John Powell, quien es el responsable de llevar a cabo éste proyecto. 
Más allá de lo que me entusiasma ésta idea, lo que pienso es que hay un alto potencial de trabajo de diseño del hábitat en éstos proyectos. La definición de arquitectura creo que debería de ampliarse y expandirse hacia el espacio...
El verdadero, que está ahí, arriba nuestro.